Introducción al peculiar mundo de este autor que practica el relato corto semifantástico y onírico, con varios niveles de significado. Tiene momentos brillantes, muy bien escritos, como la descripción del Hilo de Macuto o el descenso de los gusanos azules, que se alternan con pasajes más bien aburridos de tipo descriptivo, medio filosófico y pseudo erudito.
El resultado es irregular, se hace difícil a ratos, y disfrutable a otros, gracias a su estilo preciso y poético.
He abandonado la lectura de «El Santo», del mismo autor, cansado de los continuos giros argumentales que acaban derivando hacia los temas menos interesantes. También he abandonado de Bryce Echenique (que recuerdo que me gustó en mi juventud) «Martín Romaña» y «Un mundo para Julius»; no sé… me aburrían.
2016
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