Mi amigo Barbut es un artista multidisciplinar que crea un mundo propio, muy personal, en cada una de sus obras. Esta es su segunda novela, que me da a leer anticipadamente y en confíanza, y que, lamentándolo, debo decir que me resulta dificil, muy exigente, a pesar de sus méritos.
Por lo que entiendo, se trata de una declamación en prosa poética sobre una especie de vida futura, prácticamente incorpórea, donde la propia naturaleza y perfección del lenguaje, de la palabra hablada, es el camino hacia el conocimiento y la aceptación. El argumento ya supone un handicap en sí mismo, ya que obliga a un uso excelso del lenguaje, lo que lo desnaturaliza y complica excesivamente, apartando un poco la historia del lector.
Hay mayor concreción argumental que en «Fills de la llum» (que tenía múltiples personajes y sub-tramas) presentando un argumento más centrado en un sólo tema; adolece, sin embargo, de la misma complejidad léxica y sintáctica, un cierto barroquismo que hace difícil involucrarse, se te hace un poco ajeno.
Merece sin duda otra lectura para poder ir apreciando sus capas, disfrutar de su elaborado estilo y entender a fondo el argumento.
Las obras de Josep de despliegan en múltiples direcciones, y lo que hoy es una novela puede desembocar en película, performance o exposición de arte gráfico, sus creaciones se nutren de sí mismas, se retroalimentan creando todo un universo extraño y perturbador, muy trabajado y sugerente en lo visual, y de gran profundidad intelectual.
Agosto 2016
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