Desde luego que de no ser por el subtítulo, la impactante portada en negro y rojo y la curiosidad que me suelen despertar los Blackie Books, no me lo hubiera leido ni de coña, y creo que habría hecho bien.
Se trata de una historia completamente disparatada, lisérgica y repleta de detalles extravagantes y caprichosos, que sigue, además, una estructura bastante idiota: el argumento no tiene lógica, mérito ni originalidad, la gracia está en el modo alocado, irreverente y procaz con que lo hace, creando una extraña atmósfera, sugerente y cinematográfica, apoyada, insisto, por el propio márketing del libro.
Greer y Cameron son dos lacónicos e inmorales sicarios de principios de siglo, requeridos por los gemelos Hawkline para acabar con el monstruo que ocupa su crepuscular mansión helada en medio de Oregón. A partir de ahí, paranoias y desparrames a mansalva, logrando a ratos ser delirante y divertido, pero en su mayor parte, absurdo, irritante y gratuito. Un 6.
11 de Novembre, 2018
Deja una respuesta