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“Homo Deus” Noah Harari, Yuval

“El individuo no es más que una fantasía religiosa”

  En su fascinante «Sapiens», Noah Harari nos dio a conocer su versión (que desde entonces doy por buena) de la historia del Homo Sapiens y de cómo logró imponerse a las demás especies por medio, sobre todo, de la capacidad de crear ficciones en las que creer (órdenes imaginarios). Esta capacidad nos permitió unos niveles de cooperación inauditos por la consecución de unas metas comunes que fueron el acicate de nuestro auge y desarrollo hasta la actualidad.

 «Homo Deus» se propone mostrarnos cuáles pueden ser los caminos que nuestra especie tome en un futuro que se intuye bastante próximo, donde la tecnología jugará un papel crucial, o incluso llegará a ser protagonista y a cuestionar nuestro futuro como especie.

  Harari es hoy un divulgador muy popular; exhibe un estilo garboso y accesible, una elocuencia contagiosa y un enfoque muy pedagógico que probablemente tenga también sus detractores.

  Han querido las circunstancias que el tercer volumen de la serie, «21 lecciones para el siglo XXI» -dedicado a los retos del presente- cayera en mis garras con anterioridad a este, y ya no sabría decir con exactitud cuáles de sus tesis aparecen aquí por primera vez y cuáles son en cierto sentido redundantes; lo cierto es que la mayoría de ideas que defiende me resultaban ya vagamente familiares, lo que no ha sido obstáculo para disfrutar de este volumen y afianzar sus enseñanzas bajo nuevos enfoques.

  Como en las anteriores ocasiones, las subdivisiones y los títulos de los capítulos son un guión muy útil para orientarse.

 El libro parte de la premisa de que el hombre, una vez derrotadas las grandes plagas del pasado, hambre, guerras y peste (le disculpamos el anacronismo) se enfrenta a nuevos desafíos: la inmortalidad, la felicidad y la divinidad pasarán a conformar «La nueva agenda humana».

 En la primera parte, “Homo Sapiens conquista el mundo”, repasa la implantación y evolución de nuestra especie, el impacto de las sucesivas revoluciones agrícola y científica y el paso del teocentrismo al humanismo. A partir de ahí cuestiona las nociones de alma y de conciencia, como conceptos aún muy discutibles, remarcando que no son esas las características esenciales ni decisivas para la supremacía humana.

 “Homo sapiens da sentido al mundo” desarrolla el tema de la religión imperante en los últimos siglos, el humanismo, con sus doctrinas, sus liturgias y sus dogmas. Por ejemplo, la fe en el crecimiento económico y en el progreso científico son dogmas humanistas, y utilizan la ciencia para ratificarlos. El humanismo persigue el sentido de la vida en los sentimientos de los hombres y en la busca del conocimiento, descartando un plan cósmico suprahumano. Pero la religión humanista tiene también sus propios cismas, origen de los conflictos sociales del sXX (y de momento de este): humanismo liberal, socialista y evolutivo (si, el que desemboca en los fascismos; curioso que mientras escribo esto Eva -que me regaló este libro- me dice que parece que finalmente ha ganado Biden!)

  Todo ello nos conduce a la tercera parte, que es la que aporta más novedades a su discurso: “Homo Sapiens pierde el control”, que empieza desmontando el tema del libre albedrio, en relación con lo que define como “posthumanismo”: nuestras decisiones no son libres y la tecnología llegará a elegir por nosotros mejor que nosotros mismos. El avance científico socava pues la filosofía liberal/humanista, planteando –por lo menos- tres amenazas:

-Trabajos que los humanos dejarán de hacer

-Pérdida de libertad: los algoritmos que decidirán por nosotros, nos conocerán mejor y serán más objetivos que nuestro “yo narrador”; no habrá más remedio que hacerles caso.

-Creación de castas biológicas: humanos mejorados frente a humanos inútiles

 Para enfrentarlas o asumirlas, nos prepara para el advenimiento de dos nuevas religiones, que vendrán a suplantar a liberalismo y humanismo: el tecnohumanismo –Homo Deus, ciberhumanos con no pocas pegas- y el dataísmo, la religión de los datos, que entiende el universo como flujo y procesamiento de datos y, a los humanos, como simples pero peculiares generadores y consumidores de los mismos.

No suena muy alentador. Pero el libro es muy bueno.

Editorial Debate. Un 8.7.

Ensayoficción.

La Floresta, 7 de noviembre, 2020

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