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“La trenza” Colombani, Laetitia

El cabello, que una vez cortado resulta bastante poco poético -incluso puede dar un poco de repelús-, tiene en esta novela una presencia recurrente y simbólica, como un hilo conductor que va trenzando sutilmente las historias de supervivencia de tres mujeres valerosas en tres contextos muy dispares. De supervivencia a la discriminación en general y, en particular, a la sufrida por el hecho de ser mujer, de ser valerosa, y de no resignarse a ella.

Me gusta mucho el estilo con el que está escrito: fresco, diligente, rítmico y convincente (“Va a organizar el anonimato de su enfermedad, un poco como quien esconde una relación extramatrimonial”); alterna momentos muy crudos (“Por la noche se comen las ratas de ese día con arroz, y Smita aprovecha el agua de la cocción como salsa”) con otros introspectivos y poéticos (“¿Es el frescor, el tenue olor a incienso, el eco sostenido de los pasos en la piedra?”).

Sarah es una abogada estrella, ambiciosa e inflexible, que ha tratado desde siempre, a fuerza de un obsesivo presentismo laboral, de no mostrar nunca las “ataduras, vínculos, limitaciones” que se les suelen atribuir a las mujeres. Ya se ve que esa tensión la habrá de somatizar y, aún a costa de una determinación heroica, no podrá evitar verse víctima de otra clase de marginación igualmente cruel.

“No se dejaba desarmar y nunca perdía los nervios”

“los cuarenta, no, realmente no se los esperaba. No creía que llegarían tan pronto”

“Pruebas que, por sí solas, ya son un diagnóstico. Una condena”

“A Sarah le importan un pimiento todas esas curaciones que le sacan cada dos por tres y le arrojan a la cara como un hueso para roer”

Lo de Smita es tremebundo, demoledor, se te llevan los demonios. Pocas cosas se me ocurren peores que la vida como dalit que lleva con su familia en la India: “Para vosotros, los intocables, escoria de la humanidad, no habrá más que eso, ese olor inmundo por los siglos de los siglos, sólo la mierda de los demás, la mierda del mundo entero que tendréis que recoger”. La voluntad de que su hija Lalita escape de ese destino será el acicate de su aventura.

Giulia es una chica inquieta y trabajadora en un entorno muy tradicional. La enfermedad de su padre, gerente de la empresa familiar, la revelará como una luchadora nada convencional.

“Para honrar a Dios no hace falta entender”

“Su amor es clandestino. Es un amor sin papeles”

“No es amor, se dice, tratando de convencerse. Es otra cosa. Debo renunciar a ello”

Una obra realmente inspirada. Yo, que soy poco amigo de las recomendaciones, recomendaría esta breve novela a todo el mundo. Tras su lectura pensaba en eso, en que no podía disgustar a nadie y que probablemente encantaría a muchos, por lo que me ha sorprendido encontrar no pocas críticas negativas, que no comparto, pero me han dado que pensar.

Yo creo que al menos, merece un 8.3. Narrativa Salamandra.

Survival.

La Floresta, 7 de febrero, 2021

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