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«Salvatierra» Mairal, Pedro

Me ha gustado mucho, incluso más que «Una noche con Sabrina Love» y que «La uruguaya», que también me gustaron. Es una historia sencilla y a la vez frondosa, muy colorida, concisa y poética, y con un desarrollo redondo.

Salvatierra, padre del narrador, sin habla desde un accidente en la infancia, pintó un único lienzo descomunal a lo largo de sesenta años. Una afición obsesiva que compaginó con un trabajo humilde en Correos y un ejercicio de la paternidad discutible. Tras su muerte, a través de la contemplación de la obra, el hijo narrador evoca a un personaje con un punto cercano y entrañable y con otro enigmático y esquivo del que sabe aún menos de lo que pensaba: el anónimo pintor mudito de fondo melancólico, lejos de mover a compasión, se va revelando como una buena pieza.

El argumento se descubre desde el principio. Los ingredientes están ahí y él les va dando un envoltorio lírico y simbólico, en una relectura exótica del pasado familiar que desvela algunas sorpresas, sustos y giros muy afortunados que encajan magistralmente.

Mairal deleita con una expresión jugosa y plástica, asaltada por imágenes orgánicas y agresivas y se hace amable por el buen equilibrio entre las descripciones, los diálogos, las evocaciones, los momentos introspectivos y los de acción feroz.


«Ella me contó, en un castellano como pronunciado hacia atrás, de su posgrado en artes del barroco americano, de su interés por la influencia jesuita»

«En una oficina me recibió una mujer mayor, huesuda. Chupando un cigarrillo, me miró con ojos verdes y grandes.»

«captaba muy bien el aspecto de máquina fría que tienen algunos insectos; ese escarabajo parecía un acorazado, con patas dentadas, ojos chiquitos y crueles, y ese enorme cuerno que funciona como pinza para llevar en alto a sus presas, un cuerno evidentemente asesino en la cabeza de un cuerpo compacto»

«Todo el espacio es una competencia de seres que se pican y se comen, se usan los unos a los otros para sobrevivir y reproducirse»

«Ahogada, como dormida, purificada por el río, una Ofelia de aguas cálidas y turbias»

«Nunca fui muy creyente, porque la idea de sumarme un padre espiritual al enorme padre biológico que ya tenía me parecía agobiante.»


Asteroide. Un 8.6.

Biografía-ficción

La Floresta, 9 de julio, 2021

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