«Brillo» me ha gustado, sin deslumbrarme, y a la vez me ha descolocado bastante. Esperaba encontrar el relato de las desventuras vitales de una milenial afroamericana más o menos desubicada y sí, ese es el punto de arranque. Sin embargo, la novela prácticamente se ciñe a la relación que esta mantiene con un hombre mayor casado y, posterior y extrañosamente, con su esposa y con su hija. Relaciones todas ellas de lo más disfuncional e insatisfactorio condenadas siempre por la desigualdad y el racismo.
Leilani escribe con con la insolencia y el atolondramiento de la juventud, con un estilo original, deslenguado, rabioso, atrevido, mordaz hasta lo desagradable, entre el humor, la amargura y el autodesprecio.
55 «Mi risa, la de verdad, es un bramido espantoso que, a veces, ha hecho que a alguna cita se le resbalara la bebida de la mano del susto»
Desconcertante también porque Edie, la prota, exhibe un comportamiento entre lo procaz y lo frustrante que no acabo de entender. No acabo de entender qué es lo que busca o lo que le atrae de Eric y todavía menos su actitud ante la violencia que gasta; espero que sea estrictamente un tema sexual, aún así bastante turbio.
42 «le pego un empujón y me sorprendo y alegro al ver que él me lo devuelve. Su remordimiento es inmediato y profuso, pero yo ya he registrado la expresión de su cara, el destello de los dientes, el goce con que ejerce su fuerza»
Si, si, es una de esas protagonistas difíciles, que no sabes por dónde te van a salir, no lo sabe ni ella. Reacciones absurdas, inexplicables… Juega mucho a desprestigiar ideas más o menos elevadas con desvíos random, a ironizar con contrastes entre trascendencia y banalidad.
46 «Pero la belleza de la música disco es el exceso, los instrumentos de viento y la horterada; así que Eric y yo nos reunimos en el baño para meternos una cucharilla de coca»
56 «Intento reconciliar a la mujer que he imaginado con la que tengo ante mis ojos, pero la cantidad de información me supera, y demasiadas de mis suposiciones se han convertido inadvertidamente en absolutos. Introduzco cambios de mala gana, sorprendida por la belleza de sus pies»
En fin, como digo, me ha gustado y me ha revuelto un poquito. Aunque creo que me coge ya curado de espantos, no acabo de decidir si mi desconcierto proviene de la propia novela y su voluntad provocativa, o simplemente, y espero que no, de la brecha generacional.
48 «y, en general, si necesitas algo que te levante el ánimo te invito a que hagas de un hombre blanco tu putita»
70 «Y no hemos fijado ninguna pauta per se, pero por alguna razón sé que debo presentar el rostro, cerrar los ojos (…) Y esta vez tengo los ojos bien abiertos y admiro su concentración, sin importar la mucha o poquísima estima que lo lleve a ejercer una fuerza tan demoledora. Porque me resulta un poco de mala educación el afán con que atiende está petición. No hay ninguna vacilación ni dulzura inicial, solo su mano ancha, tosca y los centros líquidos de mis dientes»
77 «y luego me zambullo en el apartado de los comentarios y compro algunas cosas online, con lo que me refiero a que pongo cuatro vestidos en el carrito como ejercicio estrictamente teórico y luego dejo que la página caduque»
114 «La escena me trae a la mente a mi propia madre en los primeros años de nuestra vida en Latham; siempre estaba acalorada. Si caían treinta centímetros de nieve y la capa se congelaba por el aguanieve, cogía el coche y se iba al aparcamiento del Walmart a dibujar círculos derrapando con las ruedas. Aún estando sobria, siempre sudaba y tenía gran interés en actividades que intensificaban su calor»
Blackie Books. Un 8.
Extrañamiento social
La Floresta, 8 de junio, 2022
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