Siempre me he resistido a aceptar que arrastre un pecado original por ser un tío. Me cuesta asumirlo, no me parece lógico. Pero tal vez, si lo pienso a fondo, deba reconocer que -con muchas de mis (in)acciones, tal vez de forma pasiva- contribuyo a perpetuar una injusticia estructural, atávica: «esa alegre aceptación de roles» que denuncia aquí Annie Ernaux.
Esta es la principal reflexión a la que me ha llevado la lectura de este libro, catalizando además impresiones que me han dejado lecturas recientes como “Sensación térmica”, “Cauterio”, “El consentimiento”, etc.
Sin embargo, no es una historia sobre maltrato, tampoco psicológico: es un alegato contra la consideración de la mujer en la sociedad, sobre sus opciones, contra una estructura patriarcal y social absolutamente asumida, injustificablemente dada por buena.
«…que friega los platos como recompensa por haber hecho la cena, mientras que él se dedica a estudiar derecho constitucional. En nombre de qué superioridad»
“La mujer helada” es el diario a borbotones de una mujer a la que los roles de género han imposibilitado su realización plena, como mujer y como persona.
225 «Toda mi historia de mujer es la de una escalera que se va bajando a regañadientes»
Aún así, más que su temática y su enfoque incisivo, lo que más me ha llamado la atención de este libro es su estilo tan personal. Su prosa cortante, deshilachada y visceral. La expresión dolida y rabiosa, la intención punzante, incorrecta, ofensiva, de una mordacidad salvaje, diciendo cosas que te quedas un poco alucinado.
175 «…comprendo que la situación tiene que ser terrible para un hombre. El embarazo glorioso, plenitud de alma y cuerpo, no me lo trago, hasta las perras preñadas enseñan los dientes y gruñen mientras duermen»
No es una lectura especialmente amable; sin capítulos ni cambios o referencias, resulta un tanto torrencial. Le he empezado a pillar el rollo por la mitad; al acabar, me ha dado ganas de volver a empezarlo. No lo he hecho, de momento, pero seguro que seguiré con la autora.
173 «Creer también de alguna manera que hay que vivirse la feminidad «completa» para ser feliz. Quizá una forma mezquina, inconfesable, de venganza….»
198 «… y la maldición del psicoanálisis «todo queda visto para sentencia antes de los tres años» me la sé de memoria»
Cabaret Voltaire. Un 8. No le pongo más nota porque me ha costado un poco de leer, pero hay calidad.
Autoficción/ Género
Miércoles, 3 de agosto, 2022
Deja una respuesta