Tragicomedia autoficcional en la que Meryem nos describe con una ironía a la vez amarga y divertida, su experiencia profesional desde la fase de becaria en la mayor cadena de supermercados de Las Palmas (fácil de descubrir cuál es desde el título, que queda así explicado). Tres horas pierde cada día en la guagua para ir y volver del trabajo, donde sus estudios de Traducción e Interpretación, en principio, le sirven de bien poco. Sin embargo, contra pronóstico y a base de tragar mierda, va progresando en la empresa.
Lo que más gracia me ha hecho (y ha habido muchas cosas que me han hecho gracia) es el asco que le da todo su entorno profesional, sus jefes y superiores, los temas de marketing y comerciales, la parafernalia empresarial, las aspiraciones burguesas y la explotación capitalista. Tampoco contribuye a su integración la discriminación encubierta y constante que sufre por joven, por chica y por sus orígenes árabes.
El estilo es realmente fresco y con apariencia de espontáneo, deslenguado, sin manías, un estilo como muy militante con la causa juvenil, anti-boomer total. Contiene frases muy inspiradas. Me vienen a la cabeza títulos recientes con ese tono sarcástico y cabreado, un poco insolente, como “Brillo”, “Cauterio” o “La casa de los sueños”. No obstante, tras su exultante vehemencia hay una lucidez indiscutible
En la novela también hay una historia de amor melancólica y abundante espacio para la crítica social, en especial sobre el tema laboral y también el de los roles de género.
9 «Ya no compro la caja roja porque los de Nestlé son unos hijos de puta»
41 «Tenemos una lista de nacionalidades de la que el departamento de Recursos Humanos presume a la menor ocasión (…) Hay españoles, ingleses, mexicanos, venezolanos, colombianos, camerunenses e incluso franceses. Se acepta a todo el mundo, no se discrimina a nadie aquí. La mayoría son reponedores, eso sí. O cajeras»
101 «Necesito a alguien que haga las cosas, no que hable de hacerlas»
125 «… y que le gusta mucho leer. Esto lo sé porque siempre encuentra la forma de dejarlo caer en cualquier conversación. Le encanta ir a las librerías, la literatura, Tolstoi, Bukowski, Neruda, Dan Brown. Lo dice sin sonrojarse, el muy cretino»
162 «Omar… ¿Tú eres consciente del año en que vivimos? Ya nadie escribe blogs»
166 «…y en las colas de gente mayor que no sabe usar el cajero automático y que tienen que pagar una comisión para sacar su dinero (¡¡su propio dinero!!) en la ventanilla»
220 «Cuantos más privilegios tenga, más querré, y menos dispuesto a estaré a que otros los tengan sin haberse esforzado todo lo que me esforcé yo»
232 «una persona con todos sus patitos en fila»
239 «-Pero no ser una mala persona no es un mérito, es un mínimo»
247 «Algunos hombres buenos no se chistan ni te incomodan. Son buenos hombres. Levantan los pies cuando pasas la escoba por el hueco que hay entre el sofá y la mesa del salón. Vacían el lavavajillas. Hacen la cena a veces. No piensan que estés por debajo de ellos, pero no se plantean por qué de los diez directivos que hay en la empresa en la que trabajan nueve son hombres. Son buenas personas. Jamás le harían daño a una mujer»
263 «comienzo a sentirme un poco loca, una narradora poco fiable, alguien que se inventa las cosas»
267 «Cuando escucho a alguien escupir que el resto de países europeos debe acoger a más inmigrantes me pregunto si acoger y rescatar son sinónimos como si uno puede acoger a quien se está ahogando en el mar, debatirlo en la Sexta Noche mientras hay personas que se mueren en las costas de mis islas»
302 «porque a qué clase de persona no le gustan los perros. A los infelices. A los psicópatas»
320 «gracias a Blackie por haber confiado en mí y por haberle dado una oportunidad a una persona que creció como una niña salvaje en la esquina más oscura de Internet»
Blackie Books. 8.4
Tragicomedia contemporánea
La Floresta, martes 16 de Agosto, 2022
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