No sé qué pensaría un autor de que sus memorias susciten más interés que sus obras de ficción, pero eso es lo que me pasa con Offutt y no necesariamente porque tengan más sustancia unas que otras, sino por la manera que tiene de abordarlas: todo el laconismo de sus novelas, el distanciamiento hacia sus personajes -siempre fríos y reservados-, la ausencia de aparato retórico, se torna aquí en vehemencia y apasionamiento, se vuelve por necesidad autobiográfica en cercanía y hasta intimidad, da paso a recursos imaginativos, plásticos e inspirados. Offutt se expone, se deja ir, y muestra sus vulnerabilidades con honestidad. Es otro rollo, que me llega mucho más.
78 «El cuarto entero tiene un aire etéreo, expectante, como el de una catedral en la que se rumorea que acontecen milagros»
Con elementos de road-movie que me recuerdan a “On the road” y “Viajes con Charley”, esta autoficción (el término autobiografía me parece mejor reservarlo para obras más solemnes) recorre en capítulos alternos dos momentos temporales: la juventud itinerante del autor, cuando durante diez años viajó a lo loco por los EEUU, trabando amistades de lo más extravagantes mientras iba abandonando un sinfín de trabajos precarios, y el presente desde el que escribe el libro, en el que se ha establecido en Iowa con su mujer y espera a su primer hijo, más asustado que ilusionado.
El tema central que sustenta el relato sería la rebeldía ante las convenciones, la voluntad juvenil de no dejarse atrapar por la vida adulta, por las responsabilidades y compromisos que tanto se ha esforzado por rehuir hasta entonces, pero que son las que tendrá que asumir ahora con la llegada del nene. Por eso está asustado.
16 «Mi juventud había quedado atrás, no exactamente malgastada, pero sí, hasta cierto punto, despilfarrada»
Otro tema muy presente es el elogio de la naturaleza, de los bosques y las montañas tan queridos por el autor, una constante en su obra que toma aquí un tono de égloga, de canto de comunión con las plantas, animales y accidentes geográficos logrando, una vez más, una ambientación sugerente y especialmente orgánica.
77 «El pasto siempre es más verde donde la gente muere joven»
Me es inevitable referirme a “Mi padre el pornógrafo”, la obra de Offutt que más me ha impactado hasta el momento y que relata un descubrimiento posterior del autor sobre las ocupaciones y circunstancias de sus progenitores; nada hace presagiar tras la lectura de “Dos veces…” la deriva familiar y los secretos que revelará más tarde, que esos padres que aquí describe someramente tuvieran una doble vida tan jugosa. Creo que quien los lea en orden cronológico puede sorprenderse mucho. “Dos veces en el mismo río” no tiene el hilo conductor, reclamo morboso y gancho argumental casi perfecto de “Mi padre el pornógrafo”. Son dos obras que realmente tienen poco que ver entre ellas y ponen el acento en temas diferentes, aunque entre los dos conforman el curioso retrato de un tipo que empieza a resultarme entrañable.
14 «Con diecinueve años me marché, y juré que siempre sería dueño de mi tiempo. Lo que empezó como una adhesión a la libertad se convirtió en una incapacidad para conservar un empleo»
22 «Basta con retroceder treinta y dos generaciones para que cada persona tenga más de cuatro mil millones de ancestros, más gente de la que hoy habita la tierra»
33 «Mi cultura tenía mucho en común con la latina: lealtad a una familia que solía ser amplia, respeto por los mayores y los niños, una acusada separación entre géneros. Los hombres se guiaban por un sentido del machismo similar al que regía en las colinas»
110 «Winner rió, una motosierra al dar con un clavo incrustado»
186 «Cuando preguntaron a Gandhi qué opinaba de la civilización occidental, contestó que sería una buena idea «

Malas Tierras. Un 8.
Memorias fluviales/ Carretera y manta
La Floresta, viernes 16 de diciembre, 2022
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