«La ternura» Ducay, Paula

  Una novelita sutil e intimista, de emociones tímidas, sentimientos soterrados y silencios por muchas cosas no dichas (y que quizá no deban decirse).

 Marco y Naima son compañeros de trabajo. Se sienten cercanos, cómplices, se aprecian… ni ellos mismos saben bien lo que sienten el uno por el otro, aunque aspiran, sin confesárselo, a una mayor intimidad que no parece que vaya a ser posible.

 En un momento dado, y como para demostrarse que en principio no hay nada que ocultar (mantendremos la intriga sobre si lo hay o no), Marco invita a Naima a pasar unos días en su casa de la costa italiana, junto a su mujer, su hija y sus suegros. Pero, claro, cuando tratan de exportar abiertamente su relación al ámbito extralaboral, la cosa se tensa, se estropea. No se entiende bien. Se crea un rollo raro, incómodo, frustrante.

 Paula Ducay consigue trasladar el desasosiego de esas relaciones equívocas al lector, creando un clima desapacible y tristón que acaba salpicándole e incomodándole a su vez. La novela trasluce también un toque de nostalgia por lo no vivido, sugiriendo que hay sentimientos que se alimentan de su propia imposibilidad, o relaciones que podrían funcionar, pero en otro contexto que no va a darse, como en un sueño decepcionante.

 Y para mí esa es la magia de la novela: poner en el foco unas emociones tan frágiles, tan inoportunas, casi innombrables, y construir con ellas una historia en la que no pasa mucho más.


24 «-Te encanta la verbena, ¿no, Marco? -le dice, sonriendo-. Tu momento favorito del verano: gente, ruido, trasnochar…»

102 «A veces pasa eso, ¿no? Que una deja de leer porque tiene que vivir»


Altamarea. Un 8.

Sentimientos y seres humanos.

La Floresta, martes 25 de junio, 2024

Deja un comentario

Blog de WordPress.com.

Subir ↑

Diseña un sitio como este con WordPress.com
Comenzar