Partiendo de una mínima referencia histórico biográfica -el fallecimiento temprano de uno de los hijos de Shakespeare antes de que este fuera reconocido como dramaturgo-, Maggie O´Farrell compone con mimo y delicadeza una ambrosía literaria que, a pesar de su éxito masivo, puede resultar un trago bastante amargo. Mejor tenerlo claro; yo mismo –que intento evitar demasiada información previa sobre los libros que ataco- tal vez me hubiera resistido a otra historia de duelo por un hijo, uno de los temas que más me aterran. Y de eso trata, básicamente.
El libro es pura ficción; se conoce muy poco sobre esa etapa de la vida del autor (hablamos de finales del SXVI) y O´Farrell se permite fabular a gusto. El protagonismo recae sobre Agnes (el nombre de moda en las últimas novedades literarias), esposa de William y madre de Hamnet, mujer de peculiar carácter, entre indomable y abnegada, dotada de percepciones mágicas y conocimientos arcanos («Se ataba la niña la espalda y la llevaba a todas partes, recorría la granja descalza, incluso los más fríos días de invierno. No la ponía en una cuna ni siquiera de noche, siempre la tenía consigo, como los animales»), que tendrá que enfrentar los reveses de la vida en soledad, cuando no envuelta en un ambiente familiar hostil. William (que nunca aparece con este nombre) trabaja en Londres, buscándose la vida en la farándula, con la esperanza -de momento- de poder escapar algún día con Agnes y sus hijos del intolerante y bárbaro entorno familiar en el que estos siguen cautivos.
El estilo es elaborado y cuidadoso, se nota que ha puesto mucho amor en su trabajo. Para leer sin prisas, repasando párrafos. Su desarrollo es lento y detallado -quizá un poco más de la cuenta-, frondoso, abundante en descripciones bucólicas y en el análisis de los protagonistas y del contexto.
Realmente es una delicia, está muy bien construido, como una buena película de época, pero desde luego no lo veo como una lectura mainstream, ni especialmente fácil; creo que te ha de gustar bastante la literatura para disfrutarlo, y has de estar dispuesto a sumergirte en su ambiente aciago.
110
«Todavía creo que un día me despertaré y estar ahí otra vez a mi lado; pasará algo, una arruga o un pliegue en el tiempo, y volveremos a estar donde estábamos cuando ella vivía y respiraba»
150
«En el peor momento, cuando el dolor la tiene entre sus garras, cuando le borra todo pensamiento de la cabeza menos la idea de que termine pronto..»
175
«Es una señal, una señal de algo… algo malo, algo que no está bien, algo discordante en la casa. Lo nota, crece y medra en alguna parte, como el moho del revocado en invierno»
218
«Hay algo que está mal, fuera de lugar, algo que no encaja. No sabe lo que es. Es cómo oír un instrumento con una cuerda desafinada: la sensación chirriante de que no está todo en su sitio»
217
«la aborrecible banqueta»
226
«El niño, Hamnet, es fuerte. Lo sabe desde el primer momento en que lo vio. Se agarra el pecho con determinación, con seguridad, y mama con mucha concentración. La niña, Judith, necesita que le estimulen»
237
«Hamnet, en su espacio de nieve y hielo, se agacha poco a poco hacia el suelo, doblando las rodillas. Pone primero una mano, luego la otra, en la crujiente y límpida superficie de la nieve, y qué acogedora le parece, qué ideal»
314
«Ha visto algo. Un destello, una pista, un movimiento imperceptible, pero ahí está, sin la menor duda. Ha sido como el aire al pasar entre el maíz, como la mirada de un reflejo en una ventana cuando la vas a cerrar: un haz de luz inesperado que atraviesa la habitación»
Libros del Asteroide. Un 8.4.
Dramón/ ficción histórico-literaria
Miércoles, 8 de diciembre, 2021
Deja un comentario