«Las tempestálidas» Gospodínov, Gueorgui

 Una propuesta de altura, culta, exigente, filosófica y repleta, quizá saturada, de referencias históricas. El planteamiento inicial, muy prometedor, es que, para tratar a los enfermos de Alzheimer, se inaugura en Zúrich una “clínica del pasado”, en la que sus habitaciones recrean épocas pretéritas con el fin de que los pacientes reencuentren, en cierto modo, su memoria. El invento funciona tan bien que se exporta la idea al público general, con un éxito tal (y aquí se empieza a liar la cosa) que llega un momento en que cada país decide regresar a sus tiempos más felices. La decisión de cuáles son esos tiempos traerá, claro, mucha cola.

 Protagonista esquivo, diluido, múltiple; trama compleja y dispar; estilo brillante, impecable, diría yo. No me atrevo mucho a poner pegas a una obra tan inteligente… Además de su indudable maestría literaria, el autor (al que, sin embargo, no voy a tener prisa en volver) se muestra ingenioso, mordaz, irreverente… Un estilo personal y participativo que requiere, también lo digo, de cierta complicidad por parte del lector.

  Y un poco de su paciencia: hay no pocos segmentos que se me han hecho muy pesados, al estar compuestos de temas histórico-folkloricos búlgaros que se me escapan.

  En conclusión: me ha convencido más el sugerente embrujo de su prosa que la historia que viene a contar, que aunque podría entenderse como una visión poética del Alzheimer, se despliega en demasiadas direcciones, a menudo inabarcables para mí.


26 «Mi madre, siguió Gaustín, una mujer reservada e inteligente, admiradora de San Agustín, que había cursado sus buenos tres semestres de Filosofía, decidió sumar el nombre del santo. Ella siguió llamándome Agustín, y mi padre, mientras vivió, Garibaldi. De este modo se unieron en mí la teología temprana y la revolución tardía «

36 «París, Berlín y Ámsterdam serían para la juventud, con toda la informalidad, el olor a porro (…) Luego vendría la madurez de Viena o Bruselas. Un ritmo más pausado, la comodidad, los tranvías, los buenos seguros médicos, los colegios para los niños (…) Zúrich es una ciudad para envejecer. El mundo se ha ralentizado, el río de la vida se ha estancado en un lago de aguas quietas, el lujo del aburrimiento y el sol en la colina para los huesos viejos»

40 «No pasa nada, las he comido crudas, dijo, entonces hozaba en la tierra como un cerdo»

84 «El secreto, según parece, es una formación tardía en el curso de la evolución. Los animales no parecen muy predispuestos a guardar secretos»

89 «Sucede en realidad que el cuerpo es piadoso por naturaleza: al final, un poco de amnesia en vez de anestesia. Al abandonarnos, la memoria nos deja jugar un poco, por última vez, en los eternos campos de la infancia»

105 «Me figuré que el recuerdo de los olores es el último en abandonar la guarida vacía de la memoria»

106 «Me lo imagino sentado delante de un nomeolvides, tratando de recordar el nombre en latín que él mismo le puso»

138  «He aquí una nueva mortificación del lenguaje, que convulsiona y se retuerce hasta morderse la cola para excusar lo que no admite excusas. Te mato por tu bien, ya lo verás (o no; más bien no)… Verás como te sientes mejor… Verás como remiten los dolores…»

142 «Si el paciente lo desea y su estado se lo permite, pasaremos una noche en Austria, luego una tarde a orillas del lago de Zúrich»

144 «Cuando, tras siete años de dichosa vida con la ninfa Calipso, esta le ofrece la inmortalidad si se queda con ella para siempre, Ulises, a pesar de todo, se niega»

188 «Así que necesitaban un animal con un ciclo de vida rápido. Que le diera tiempo a nacer, desarrollarse, alcanzar la madurez sexual, concebir, dar a luz y morir… La común y corriente mosca de la fruta posee todas estas cualidades»

194 «nos tumbábamos en algún banco y nos imaginábamos que llegaríamos a los cien años, como las tortugas, y que seguiríamos juntos, en una casa con postigos azul celeste, junto al mar…»

199 «Esto es lo que yo hago. Convertir en relatos lo que nunca me atrevería a hacer en persona»

244 «Caería, no; lo siguiente»

256 «Y el fallo durante la prueba de sonido, cuando el técnico maldijo de aquella forma… A la gente estas cosas se le quedan»

263 «De golpe y porrazo, el índice de desempleo en el sector teatral era negativo. Los teatros ya no necesitaban poner nada en escena»

301 «Padecer un período caótico y una guerra civil que desembocan en un régimen como el de Franco te permite poner directamente cuatro o cinco décadas entre paréntesis (…) Los ochenta fueron una locura, declaró un madrileño en el reportaje. Después del gris dominante en las décadas anteriores, sombrías como sótanos, un día salimos a la calle y el sol brillaba y el mundo nos habría sus brazos de par en par para que experimentáramos de una sentada todo aquello que nos habíamos perdido»

330 «Esa era la clase de Europa, pienso, con la que soñábamos Gaustín y yo; una Europa sembrada de plazuelas en flor. Sus mañanas, austrohúngaras. Sus noches, italianas. La tristeza y el apego a la tristeza, búlgaras, sin duda

331 «Saltaba a la vista que la gente elegía los años en los que había sido joven»

354 ” El sueño es uno de los bienes más preciados para el soldado, igual que la comida»

367 «De entonces data su temprano descubrimiento de que la repetición provoca el reseteo del sentido, deshuesa lo escrito y lo vacía de significación»

377 «Todo el mundo guarda recuerdos y temores asociados a las peluquerías. Todo el mundo ha registrado la primera aparición de sus propias canas en el sillón del barbero»

387 «La biblioteca es un lugar seco y cálido, un refugio abierto a todos sin excepción. Hace años hubo una propuesta formal para prohibir la entrada a vagabundos, pero fue rechazada»

398 «Ya no recuerdo si fui yo quien inventó a Gaustín o me inventó el a mí. ¿Existió esa clínica para producir pasado o fue solo una idea, una nota en un cuaderno, un recorte de periódico que cayó en mis manos por casualidad?


Fulgencio Pimentel, 8

Fantaciencia e historia

La Floresta, martes 21 de mayo, 2024

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