De lo mejorcito que he leído en ensayo musical. “Un cortocircuito formidable” me ha sorprendido en muchos sentidos: una prosa absorbente con una adjetivación precisa, imaginativa, muy divertida, una amplia cultura musical y bibliófila para elaborar el contexto, y un tema (el ruidismo en la música contemporánea) que, aunque a priori, no me interesaba mucho, ha acabado por dejarme alucinado.
Uno podría pensar que es un libro de ficción, como la crónica apócrifa de un movimiento inexistente imaginado por un Borges o un Bolaño, porque parece increíble que haya una escena en torno a músicas tan insoportables.
Tras una jugosa introducción del infalible Javier Blánquez, el autor nos habla de la irrupción, en principio azarosa, del ruido en la música (Russolo, Cage, Los Kinks…). Al tiempo que desgrana en orden más o menos cronológico los eventos y formaciones que elige para relatarnos el génesis y desarrollo del ruidismo, una tesis sociológica subyace a su discurso: de cómo la cultura hegemónica y de masas se ha apoderado históricamente de los movimientos artísticos disruptivos, neutralizando su potencial desestabilizador y utilizándolo en su propio provecho. Una idea que también desarrolla Ted Goia en su estupendo ensayo “La música, una historia subversiva”, y que doy por buena: la maquiavélica y sistemática mercantilización por parte del mainstream de la disidencia juvenil que comporta la creación de sucedáneos de las subculturas molestas lo suficientemente inocuos como para que no subviertan el orden establecido.
Rosell va directo al grano seleccionando los ejemplos más extremos, paradigmáticos y sangrantes de los subgéneros y bandas más incalificables que han desafiado el establishment cultural. Advierte que no pretende ser exhaustivo, sino elegir los casos que le parezcan más ilustrativos para explicar una escena y darle una justificación filosófica. Así, por sus páginas desfilan aberraciones tales como el black metal noruego, el no wave de New York, el protoindustrial, el harsch noise wall, el powerelectronics, el japanoise, la anárquica Nihilist Spasm Band, los infames Throbbing Gristle o los desmanes de Incapacitants y demás terroristas sonoros.
Interesante el posicionamiento del autor, que parece mantenerse al margen; no usa adjetivos elogiosos, se mantiene en un plano discreto y objetivo, pero sabemos que es uno de ellos, un auténtico entusiasta.
Si no le pongo un diez, es por algunos inexplicables fallos tipográficos, como si al responsable del maquetado final le hubiera parecido moderno pero no se lo hubiera acabado de leer.
Justo al contrario de lo que me ha pasado con algún otro ensayo musical reciente, el tema no me interesaba demasiado, pero el libro me ha cautivado.
Recomiendo mucho leerse, al menos, las citas que siguen:
10 «Nada de armonía. Nada de melodía. Nada de ritmo. Nada de gilipolleces»
12 «un ejercicio literario hiperbólico y sucio a la manera de, por ejemplo, Lester Bangs«
18 «¿Por qué alguien querría sepultar sus melodías bajo semejante bronca?»
21 «el empleo del ruido como enmienda crítica a los valores de su tiempo»
30 «Con «Rueda de bicicleta», el sentido mismo de la creación artística fue sometido a un replanteamiento radical. El marco de exhibición (…) condicionaba la mirada»
32 «música -el único arte invisible, intangible y que solo existe en el tiempo'(…) Lo que pensaron que era silencio, porque no sabían cómo escucharlo, estaba lleno de sonidos accidentales»
33 «azaroso, imprevisible e incontrolable. El ruido pleno solamente existe cuando acontece de manera accidental»
35 «Las teorías de la comunicación definen el ruido, justamente, como un enmascaramiento, la interferencia que dificulta, transforma o interrumpe la legibilidad de un mensaje»
37 «El uso de la saturación, históricamente repudiada por artistas e ingenieros, infringió las normas de lo considerado como correcto. Fue un amotinamiento formal con la conmoción como único objetivo»
38 «Su amorfia, suma anárquica de azares e irregularidades, lo hace incompatible con cualquier modelo de estabilidad»
42 «En la actualidad, el paradigma de esta suerte de capitalismo autoconfrontativo se encarnaria en el tipo de llamamientos a la disidencia característicos del marketing de compañías como Apple (…) clara referencia a la madre de todas las insurrecciones, el mordisco a la fruta prohibida»
48 «el mainstream, formidable maquinaria comercial y de comunicación capaz de ingerir las tendencias del underground, cuando su radio de influencia adquiere hechuras económicas relevantes, y regurgitarlas en el marco dominante a modo de simulacros, convenientemente inanes y destinados al consumo global»
51 «Elvis Aaron Presley representaba la quintaesencia del rocker blanco, el enmascaramiento definitivo»
55 «Simulacro u ostracismo»
59 «Su principal y único objetivo fue el estrago, la suspensión de cuanto las precedía (…) resultaba «difícil saber quién es miembro y quién no», dada la heterodoxia de la propuesta y el rechazo de cualquier tipo de jerarquía o de ideario más allá de la oposición a todo. Incluso a tener una doctrina propia (…) La crítica especializada los ha saludado como los abuelos del punk, los padres de la música industrial y los padrinos del noise (…) solo el nulo sentido de la promoción de la Nihilist Spasm Band supera su desapego a lo musical (…) vanguardia primitivista»
78 «circuit bending y el noisecore«
81 «los fanzines no pretendían parecerse a las revistas que podían comprarse en los kioscos (…) una contribución desinteresada a la construcción de un nicho cultural (…) El precio de esta autonomía era, obviamente, la marginalidad»
87 «Suena como si alguien intentara vaciar el cuarto de las bicicletas tirándolas por las escaleras (…) Sin el menor vestigio de orden ni dinámica, sin el socorrido recurso del contraste (…) indicando algo cercano a una narrativa organizada»
88 «un arte que se negara a sí mismo»
90 «La transgresión, por tanto, solo adquiere sentido incrustada en la norma y dentro de la esfera en la cual esta se establece. En consecuencia, un pretendido antiarte no haría sino reafirmar el arte al que se enfrentara»
92 «… movimiento anti rock por autonomasia: la no wave«
100 «…»alarma mosquito», dispositivo que emite una frecuencia continua de más de 17Khz, inaudible para los adultos pero extremadamente molesta para los menores de veinte años, diseñado para evitar concentraciones de adolescentes en portales de domicilios privados y establecimientos comerciales»
103 «Cuanto más feroz el impulso, mayor la exigencia técnica (…) La velocidad, como el volumen, es una posesión exclusiva de la autoridad (…) No es casualidad que, estadísticamente, cuanto más acomodado sea el origen del oyente, menos estridente y rápida es la música que consume»
108 «La subcultura se constituye «por debajo» de la cultura hegemónica y se reconoce inferior a esta (…) Así, pueden distinguirse dos categorías básicas de subcultura: las transformadoras y las conservadoras. Las transformadoras, del hippismo al black metal, ambicionan afectar al campo dominante, cambiarlo. Las conservadoras (…) fetichizan los símbolos del poder imperante. Es el caso del movimiento mod o el hip hop»
109 «… un anhelo transformador pero limitado a los simbólico: la esperanza de incidir en lo mundano valiéndose del poder imaginario que le confería el control del ruido»
113 «el metal, en los setenta y los ochenta prometió a sus acólitos una victoria gloriosa. No inmediata, ni siquiera viable fuera de su campo simbólico»
116 «Siguiendo con el símil religioso, la celebración constante del ethos metálico sería análoga al empleo litúrgico de la memoria en la anamnesis eucarística: una renovación permanente de la creencia a través del revivir incesante de sus fundamentos (…) Se equivocaron al desdeñar el pilar de su fundación: la fe (…) su organización se basó en un dogma que sólo podía entenderse y compartirse desde la devoción absoluta (…) el heavy metal fue la más fervorosa, fanática e idiosincrática de todas las subculturas juveniles; la que exigió una militancia doctrinal más tenaz, el cumplimiento más riguroso de la ortodoxia»
118 «el ruido del heavy había sido vaciado de contenido y globalizado (…) quedó reducido a simulacro»
120 «Conocido popularmente como El diabolus in musica, el tritono es un intervalo de tres tonos completos cuya disonancia, todo un reto para la armonía vocal, fue señalado por la iglesia católica en la Edad Media como propia del diablo»
122 «Ambos pugnaban por el liderazgo del Inner Circle, supuesta sociedad de iniciados que se congregaba en el sótano de Helvete, la tienda de discos regentada por Aarseth en Oslo»
126 «añoró un desarrollo alternativo del metal que en realidad nunca sucedió. Partió de unos recuerdos que no le eran propios (…) única subcultura pop de carácter apocalíptico»
139 «Nos parece mucho más efectivo que nuestra emisión de propaganda/ información aparezca en la sección de noticias de un periódico que en la columna de la última página de una publicación especializada en arte (…) Nos hemos trasladado al foro público y utilizamos arquetipos de la cultura popular»
141 «Throbbing Gristle emplearon imágenes de lo abyecto desvirtuando su sentido y llevando su valor al colapso»
156 «por el puro placer de ofender»
157 «golpear al público hasta someterlo»
158 «dispuestos a alienar y envilecer al prójimo con tal de colmar su deseo»
159 «en las tácticas de choque del powerelectronics no quedó traza alguna del ánimo, en el fondo moral, de la música industrial»
165 «…y su procaz apologia de «lo extremo» (…) La historia de la cultura juvenil había sido en esencia la crónica de un fracaso continuado, de la apropiación sistemática (y sistémica) de todo intento de desestabilización del orden adulto. Quizá el powerelectronics quiso ser, de alguna manera, la revuelta teenager definitiva (…) Un género tan radical que nunca podria ser absorbido por el mercado pop»
165 «Las músicas llamadas «extremas», abanico que abarca del black metal al speedcore, coinciden en el uso de uno o varios elementos transgresores tanto en su apariencia -velocidad altísima o exageradamente baja, uso reiterado del ruido, técnica heterodoxa- como en su contenido lírico y gráfico -violencia, incorrección política, blasfemia»
167 «Si la transgresión deviene obligatoria, conduce a un colapso de su significado. El gesto transgresor necesita fronteras que romper, límites que traspasar»
177 «Como Spector, The Jesus and Mary Chain parecían más preocupados por el tratamiento de las canciones que por su competencia compositiva»
178 «porque en la contraposición de caos y melosidad habitaba una ironía perversa (…) la envoltura de alambre de espino eléctrico»
180 «La distorsión de Psychocandy construía un refugio amniótico, asilo psíquico que cobijaba y aislaba de un tiempo cuya realidad imperfecta representaba una carga demasiado pesada de sobrellevar. Los hermanos Reid crearon una fantasía cómoda, cálida y narcótica, atrincherada tras la virulencia sónica de sus guitarras. El feedback monstruoso (…) una construcción irreal del pasado»
185 «… los pasajes de rara, suspendida belleza encriptados en semejante desmesura»
187 «Etiqueta muy discutida y de cuño reciente, el harsh noise wall es una variante del harsh noise caracterizada por la total ausencia de dinámica en los temas: largas secuencias de ruido monolítico…»
188 «un viaje marcadamente solipsista, ensimismado. Pero esta vez, los sentidos se alteran al enfrentarse a una nada desmedida (…) sin dinámica, sin cambios, sin desarrollo, sin ideas (…) Para sobrevivir en este absurdo, el ser humano inventó la religión, la ciencia y la filosofía: construcciones complejas cuya única finalidad sería forzar el significado de algo que, sencillamente, no lo tiene (…) desatan un alud de ruido y se retiran (…) puede llegar a trastornar los sentidos de manera severa»
198 «… su estrecha ligazón con el rock, del que deben ser considerados una extensión inaudita. A diferencia de las aspiraciones disruptivas de los ruidistas de Occidente, Hijokaidan no querían acabar con el rock o ignorarlo, sino perpetuar sus esencias extrapolando sus elementos más agrestes»
202 «Incapacitants distorsionan hasta el disparate las señales generadas por artefactos imposibles de controlar -como el infame Tetrazzi, un sintetizador analógico que genera ruido aleatorio (…) Los resultados son aturdidores: masas inmanejables de ruido densísimo, un engrudo sonico irrespirable y descabellado»
204 «su solipsismo los hace inherentemente revolucionarios por cuanto significa en el contexto nipón»
220 «trascender en el mainstream mediante un pacto mefistofélico, desprendido de su indomabilidad y reducido a simulacro, a mera ortopedia; o mantener su conceptualización abyecta más o menos intacta a cambio del destierro, de un ostracismo que lo priva de capacidad para resonar allende los límites de su exilio»
Alpha Decay. Un 9.5
The rest is noise
Sant Cugat, sábado 28 de septiembre, 2024
Deja un comentario