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“Érase un río” Jo Campbell, Bonnie

Margo ha vivido toda su puta vida junto al río. El río Stark es su elemento. Descendiente de la rama bastarda de la familia Murray, los potentados del pueblo, ya desde pequeña chapoteaba con sus primos ricachos como uno más, destacando por su salvajismo y su integración con la naturaleza.

Cuando la situación familiar se tuerce drásticamente, Margo se ve obligada a emprender una huida fluvial que acaba siendo tanto un ejercicio de supervivencia como de autodescubrimiento.

Sin duda, el eje y la fuerza del libro está en su protagonista, un personaje muy particular al que se coge cariño; de espíritu libre, autosuficiente y silvestre, no duda en soltar amarras cuando se trata de preservar su independencia. Sin embargo, su evolución se aparta un poco de lo que en un principio nos hace suponer. No es una heroína al uso, ni una ermitaña. No odia a los hombres, no es una justiciera ni una castigadora. Es una superviviente, pero también una adolescente perdida en busca de calor humano que alterna la necesaria dureza con una ingenua ternura.


(258 «Me gustaría vivir en esa casa flotante»

198 «Una vez, Margo había visto un oso que su abuelo había traído del Norte; casi llenaba toda la parte descubierta de su camioneta. Le había ayudado a desollarlo y se había sentido asustada y a la vez excitada al ver que, después de quitarle la piel, parecía el cuerpo de un hombre»)


Margo es capaz de estar sola, pero busca la compañía y se descubre vulnerable ante las trampas del amor y del sexo, que es para ella un instinto casi incontrolable.


(108 «Margo había visto que las cerdas y las perras se quedaban a veces petrificadas delante de un macho pese a que era obvio que debían huir. No le pareció desagradable esa sensación de indecisión»

238 «Ella dejó que su cuerpo se relajara en esa postura, como si se hubiera zambullido en el río y dejara que la llevará la corriente»

271 «Sería capaz de resistir, siempre que no estuviera sola con él»)


A lo largo de la novela, Margo busca a su madre, que abandona a la familia a las primeras de cambio y a la que redescubrirá más tarde como una pija consecuente con su hedonismo que no le hace el menor de los casos


(288″¿Y qué hay de pasarlo bien? ¿Y el placer? Para mí, de eso trata la vida»)


El grueso de sus aventuras (además de la caza y la pesca) tiene que ver con la relación que establece con unos pocos personajes marginales, y normalmente al primer toque. De hecho, es curioso que esas pocas relaciones sociales acaben todas teniendo consecuencias tan decisivas para su futuro. En la primera parte, Brian y Paul; en la segunda, Michael y el indio y, en la tercera, Fishbone y Smoke, forman un elenco de secundarios que regala muchos matices inesperados.


132 «Pareces una chica criada por lobos o algo así»

42 «Lo que Carl había hecho era más suave, más personal, cómo contagiarle un virus»

314 «León dice que es usted una especie de superviviente montaraz. La admira»


No he dicho aún nada del estilo, al que no hay nada que reprochar: franco, crudo y directo, sin estridencias ni retórica y sin por ello resultar simple, sino solvente, equilibrado y muy ameno.

Una novela de aventuras seductora y sorprendente, con más fondo del que aparenta y una protagonista inolvidable.

Dirty Works. Un 8.

Survival.

Lunes, 31 de enero, 2022

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